25 de agosto de 2008 – Kyoto

Este día toca quedarnos en Kyoto y ver otras zonas que nos han quedado pendientes.
Tenemos algo de suerte: hace medio sol y de momento no llueve.
No se puede venir a Kyoto y no ir al Templo Dorado. Aunque no se tenga mucha idea de hacer fotos, con coger el templo, un poco del laguito y si el día lo permite, salen fotos de postal.


El Templo Dorado.


El Templo Dorado.


A continuación nos dirigimos al Templo Ryoan-ji que es conocido por su jardín de piedra. Pues nada, un jardincito como de gravilla gris con 15 rocas repartidas por ahí. Muy minimalista y chulo.


Jardines del Templo Ryoan-ji.


El Jardín de rocas del Templo Ryoan-ji.


Seguimos con el Templo Ninna-ji: jardines, pagoda, mucho verde y puertas típicas de estos templos.


Entrando al Templo Ninna-ji.


Templo Ninna-ji.


Como ya es hora de ir comiendo, vamos a por otro mercadito (el mercado Tejin-san) y picamos algo en un puestecillo de comida.


Puesto de comida del mercado Tenjin-san.


Comiendo cosillas en el mercado Tenjin-san.


Nuestra siguiente parada es el Castillo Nijo-jo con un bonito jardín y una enorme puerta de entrada.


Castillo Nijo-jo.


Jardines y lago del castillo Nijo-jo.


Ahora si que llueve a pozales, pero para no encerrarnos en el ryokan vamos a ver la estación de Kyoto.
Es una estación enorme de acero y cristal con muchos restaurantes y zonas comerciales. Se puede subir a la planta quince para tener unas vistas panorámicas de la ciudad. Cenamos en un italiano muy rico y como siempre un no parar de agradecer la visita al restaurante, reverencias sin parar y la sonrisa que no falte (esto si que es un buen trato al cliente, a veces hasta demasiado).


La estación de tren de Kyoto.


De nuevo al catre futonero para descansar y estar frescos para un nuevo día.



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