Este día toca quedarnos en Kyoto y ver otras zonas que nos han quedado pendientes.
Tenemos algo de suerte: hace medio sol y de momento no llueve.
No se puede venir a Kyoto y no ir al Templo Dorado. Aunque no se tenga mucha idea de hacer fotos, con coger el templo, un poco del laguito y si el día lo permite, salen fotos de postal.
El Templo Dorado.
El Templo Dorado.
A continuación nos dirigimos al Templo Ryoan-ji que es conocido por su jardín de piedra. Pues nada, un jardincito como de gravilla gris con 15 rocas repartidas por ahí. Muy minimalista y chulo.
Jardines del Templo Ryoan-ji.
El Jardín de rocas del Templo Ryoan-ji.
Seguimos con el Templo Ninna-ji: jardines, pagoda, mucho verde y puertas típicas de estos templos.
Entrando al Templo Ninna-ji.
Templo Ninna-ji.
Como ya es hora de ir comiendo, vamos a por otro mercadito (el mercado Tejin-san) y picamos algo en un puestecillo de comida.
Puesto de comida del mercado Tenjin-san.
Comiendo cosillas en el mercado Tenjin-san.
Nuestra siguiente parada es el Castillo Nijo-jo con un bonito jardín y una enorme puerta de entrada.
Castillo Nijo-jo.
Jardines y lago del castillo Nijo-jo.
Ahora si que llueve a pozales, pero para no encerrarnos en el ryokan vamos a ver la estación de Kyoto.
Es una estación enorme de acero y cristal con muchos restaurantes y zonas comerciales. Se puede subir a la planta quince para tener unas vistas panorámicas de la ciudad. Cenamos en un italiano muy rico y como siempre un no parar de agradecer la visita al restaurante, reverencias sin parar y la sonrisa que no falte (esto si que es un buen trato al cliente, a veces hasta demasiado).
La estación de tren de Kyoto.
De nuevo al catre futonero para descansar y estar frescos para un nuevo día.
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