Vamos a la estación de tren de Kyoto y cogemos el tren hacia Tokio. Llegamos y sigue lloviendo (es que esto de venir a Asia en época de lluvias no puede ser), de todas formas se ha portado bien durante todo el viaje para lo que nos podría haber caído.
Hoy paseamos por las tiendas de electrónica, bazares y zonas comerciales más conocidas y poco más.
Un nuevo tren para ir a ver el castillo de Himeji y el famoso jardín de Okayama.
Primero vamos a Himeji y entramos al castillo por la mañana nada más abrir. Hay cuatro gatos y nosostros.
Es el castillo mejor conservado en su forma original de todo Japón. Paseamos por sus jardines y subimos al edificio de la torre principal, donde tienen cuadros, libros, armas, trajes y otras antigüedades.
Nos acercamos en tren a Nara que está a menos de una hora de Kyoto. Tiene muchas zonas que son patrimonio mundial y su punto más destacado es el Todai-ji donde hay una gran figura del Daibutsu.
El recorrido es un enorme parque con varios templos y llenos de ciervos paseando por las calles (como en Miyajima). La gente compra galletas especiales para estos animalillos que se acercan en manada al ver la comida.
De camino al Todai-ji hacemos una parada en el Templo Kofuku-ji que tiene dos pagodas, una de 3 y otra de 5 plantas, jardincitos y ciervos hambrientos al acecho.
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Este día toca quedarnos en Kyoto y ver otras zonas que nos han quedado pendientes.
Tenemos algo de suerte: hace medio sol y de momento no llueve.
No se puede venir a Kyoto y no ir al Templo Dorado. Aunque no se tenga mucha idea de hacer fotos, con coger el templo, un poco del laguito y si el día lo permite, salen fotos de postal.
Hoy vamos de excursión a la isla de Miyajima. Cogemos un tren hasta Hiroshima y luego en ferry hasta la isla.
Miyajima se conoce principalmente por una gran torii flotante. Para que la torii esté en medio del mar hay que esperar a que suba la marea (sobre las tres de la tarde), hasta entonces subimos al monte de la isla (el Misen) en un teleférico.
Por este camino, y por toda la isla, se ven muchos ciervos que van sueltos por ahí acercándose a por comida. Más arriba, cerca del monte, hay monos junto a los ciervos despiojándose y echándose unas buenas siestecicas.
Desde el monte se ven unas vistas muy bonitas del mar y de la isla. Pero la subidita hasta arriba, aun siendo corta, requiere de botella de oxígeno asistido, o es que estamos ya muy castigados de las pateadas que llevamos encima.
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