Hoy hace menos calor porque está algo nublado. Mejor para el riego por goteo constante que llevamos, pero saldrán algo peor las foticos.
Vamos a ver la zona de Harajuku. Este lugar es conocido porque los domingos se reúnen grupos de «cosplay-zoku» (jóvenes japoneses, algo frikis, que se disfrazan de personajes manga, siniestros …). Como llegan sobre el mediodía, primero vamos a ver el Parque Yoyogi-Koen y, dentro de éste, visitamos el Santuario Meiji-Jingu. Nos purificamos (más bien nos lavamos las manos) antes de entar y accedemos al recinto del templo.
Por el interior vemos a una pareja de novios japoneses que están celebrando su boda y nos arrimamos para hacer las fotos de rigor.
Parque Yoyogi-Koen.
Parque Yoyogi-Koen.
Lavándo las manitas.
Japoneses recién casados.
Ahora volvemos al puente que cruza hacia la entrada al Parque para ver frikilandia. Este personal se acerca al puente disfrazado y con sus accesorios, quedándose en grupitos por ahí mareando la perdiz. Están hablando entre ellos y esperando a que alguien se les acerque para pedirles hacerse una foto con ellos. Como no íbamos a ser menos, nos hemos hecho unas fotos con ellos.
Al fin ligué con una japonesa.
Otra cosplay.
Mary Poppins.
Hemos encotrado un «buffet libre» tipo italiano (unos 6€ c/u). Sandra ha comido en su línea pero un poco más, y yo me he puesto porciones de pizza al fallo. Había un japonés gordo a nuestro lado que, cuando ha visto mi segundo plato, que llevaba todo cargado de posciones como una ensalada del «pizza roma», se ha quedado flipando.
Por cierto, si la gente que fuma se queja en España de que no pueden fumar en determinados sitios, aquí está muy mal la cosa: está prohibido hasta en la calle! Hay unas zonas señalizadas por ahí por las avenidas (smoking area) en las que la gente se para a fumar.
Comentando algo sobre las juventudes japonesas, podemos decir que vemos a algunas chicas con super mini pantaloncitos luciendo lo que viene siendo jamón nipón, en contraste con otras que las ves con su kimono (que son las menos). Lo del chateo con los móviles y lo que son los «semeses» es un no parar: entras al metro y ves a jóvenes, mayores y abuelicos abocados al móvil tecleando que es un sin vivir; por no hablar de los que se quedan sopa en el asiento y se despiertan justo en su parada (van programados).
Se ha quedado frita, le falta la baba cayendo.
Respecto a la educación, no paran de darte las gracias por todo, es un «Arigatooo» continuo. Se preocupan por ayudarte en todo, por ejemplo: hoy hemos ido a un supermercado y hemos preguntado a una empleada por los helados, en lugar de indicarnos donde estaban nos ha acompañado hasta encontrarlos. Cuando un semáforo para peatones está en rojo no cruzan, aunque no pase ni medio coche.
Hablando un poco de caca, por ahora no me estoy yendo la pata abajo como en todos los viajes, se ve que las aguas son mejores por aquí, porque muchas veces bebemos directamente del grifo y sin problemas. A Sandra si que le ha pasado como siempre: le ha picado algo por la pierna y se le ha puesto como un tomate, pero ya se va rebajando.
Para terminar el día vamos a la zona de Odaiba (Bahía de Tokyo). Se ve que hay algún tipo de celebración o algo porque casi todas las chicas van con kimono que queda casi tan chulo como el traje de fallera, igualitos…
Una cosa es Valencia en fallas de riada de gente, pero esto es muchísimo peor. Conseguimos acercarnos a la playa y no queda ni un hueco, están todos (grupitos, matrimonios, parejas) sentados en un trozo de plástico a la espera de un castillo de fuegos artificiales. Empieza el castillo y con las palmerotas grandes se oyen «ohhh» a punta pala. Lo hacen muy lento, así que nos vamos a mitad y menos mal porque si nos llegamos a quedar no salimos de allí. Pillamos el metro y durante el trayecto se veían unas colas desde las ventanas descomunales, toda la calle llena de gente.
Mañana más. Besitos y abracitos!
Bahía de Tokyo (Odaiba) con la gente esperando el castillo en la playa.
Una palmerita del castillo
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