Salimos de la habitación sobre las 9:00, con el almuerzo preparado (unos panecillos con fiambre de pavo), para hacer un recorrido hacia la parte opuesta de donde estuvimos ayer.
Hoy vamos a ver la Bahía las Tijeretas.
Primer punto del camino: playa Mann. Esta pequeña y tranquila playa está muy cerquita del puerto y también podemos ver a varios lobitos.
Continuamos hacia el Centro de Interpretación. Entramos para pasear por las salas e ilustrarnos con la historia de San Cristóbal y de las Islas Galápagos.
Seguimos un sendero de piedras aplanadas hasta llegar a la playa Cabo de Horno y Punta Carola. Es una bonita playa, con su colonia de lobitos, donde podemos observar un faro a franjas blancas y rojas a lo lejos, situado al final de una agrupacion de piedras volcánicas.
No nos detenemos aquí todavía, seguimos el sendero hacia el cerro las Tijeretas. En el camino hay algunos miradores desde donde podemos tener una panorámica de la bahía y de diversos puntos de la isla.
Bajamos hasta llegar a una plataforma con unas escaleritas desde donde vamos a echarnos al mar.
El agua está algo turbia, con gran cantidad de plancton arrastrado por la corriente. En esta zona estamos viendo muchos más peces que en días anteriores.
Por las rocas de alrededor, y en la misma plataforma de entrada al agua, hay lobitos de mar tumbados al sol.
También vemos a varios pelícanos que se tiran empicado al agua para capturar peces. Incluso hay piqueros de patas azules zambulléndose como los pelícanos. Es un lugar muy bonito donde poder ver varios animales.
Después de un buen rato de snorkel, salimos del agua para encontrarnos con una sorpresa: ¡¡¡nuestro almuerzo está lleno de hormigas!!! Los panecillos están envueltos en una bolsa de plástico con un nudo, pero las hormigas han hecho varios agujeros y se han colado para picotear nuestra comida. Logramos salvar un par de bocadillitos, pero tenemos que abandonar el resto porque están repletos de hormigas hambrientas.
Nos comemos el almuerzo mientras nos secamos un ratito al sol en la plataforma.
Cambiamos de entorno y regresamos a la playa Cabo de Horno para continuar haciendo snorkel. Aunque el agua está muy limpia, está repleta de microorganismos, microplantitas y microcosas que flotan y se mueven con la corriente dificultado mucho la visibilidad. Aún así, podemos ver iguanas, lobitos, tortugas y varios pececitos.
La playa Cabo de Horno acaba en Punta Carola (donde está el faro). Desde la arena, donde estamos tomando el sol, nos parece ver piqueros de patas azules por las rocas del faro, así que decidimos acercarnos a ver que aves merodean por allí. Al llegar vemos a un montón de piqueros de patas azulísimas que dejan que nos acerquemos junto a ellos sin apenas inmutarse. ¡Son espectaculares!
Desde aquí, vamos siguiendo las rocas en dirección a la bahía de las Tijeretas, hasta alcanzar un pequeño acantilado donde encontramos más piqueros de patas azules.
Está atardeciendo y nos quedamos junto al mar, sentados sobre las piedras volcánicas, viendo como se va escondiendo el Sol.
Como ya se está haciendo de noche, regresamos al centro pasando de nuevo por la Playa Cabo de Horno.
Ya en el paseo marítimo, nos tomamos unos heladitos de cucurucho antes de ir a ducharnos. Después de pasar por el apartamento, salimos a buscar un kiosko para cenar, alejándonos del centro y callejeando por zonas menos turísticas. Deambulado por las calles, encontramos varias iglesias repletas de gente, hoy es domingo y aquí se ve que el personal es muy devoto. El domingo pasado en la isla Isabela, la iglesia del centro, estaba igualmente llena a estas horas de la tarde.
Llegamos a un kiosko en el que sólo vemos a lugareños cenando y que parece bastante aseado, así que nos paramos aquí y nos pedimos un par de papi pollos, unas salchi papas y coca-colas por 9$.
Después de cenar volvemos paseando por el puerto donde nos quedamos un buen rato, en un banquito del muelle, escribiendo el blog.
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2 respuestas a San Cristobal