Vamos a hacer una ruta hasta el Muro de las Lágrimas, pasando por distintos puntos de interés. A primera hora de la mañana nos acercamos a la panadería para comprar algunas provisiones y nos dirigimos, desde el centro de Isabela, hacia la parte oeste de la isla.
El Muro de las Lágrimas es una pared construida por presos con bloques de lava de 1946 a 1959, cuando existía en este lugar una colonia penal. En realidad no es un lugar que nos llame mucho la atención, pero es un recorrido en el que se pueden ver varias playas, humedales, pozas, llegar a miradores; así como observar iguanas marinas y tortugas terrestres.
Es bastante temprano, como siempre nos levantamos pronto para aprovechar al máximo el día. Son las 7:00 y no hay casi nadie por las calles y aún menos en el camino. El tiempo no acompaña demasiado, aunque no llueve el cielo está cubierto de nubes y de vez en cuando nos cae una brisa de microgotas algo molesta.
El camino continúa, desde la calle principal, paralelo a la playa, aunque también se puede caminar por la orilla en muchos tramos. Podemos ver iguanas marinas, mucho más grandes que las que vimos ayer, sobre las rocas y gran cantidad de cangrejos pequeños en la arena muy asustadizos, éstos no se dejan fotografiar ya que, cuando nos acercamos un poco, enseguida se esconden en pequeños agujeros que ellos mismos han excavado. Hay humedales que están en el lado opuesto de la playa, con carteles que indican su situación. Junto a la orilla, vemos a un pelícano observando el mar que inicia el vuelo cuando vamos a hacerle unas fotos.
A partir de este punto comienza el sendero señalizado hacia el Muro de las Lágrimas.
Uno de los primeros puntos del recorrido es La Playita. Se accede por un sendero marcado que está repleto de iguanas, hay que ir esquivándolas. Es una pequeña playa de rocas donde nos entretenemos observando a otro pelícano que se está acicalando sobre la rama de un árbol.
Seguimos paseando junto a varias pozas y caminitos que llevan a pequeños miradores para poder asomarse.
Pasamos por la Playa del Amor, en la que una parte del mar, junto a la orilla, está rodeada de piedras volcánicas que hacen que el agua esté más tranquila. En este lugar también hay una zona de arena donde anidan las iguanas.
Al lado de la Playa del Amor hay un pequeño túnel, formado por las erupciones volcánicas, que llega hasta el mar. Nada más acceder al interior se deja de escuchar cualquier sonido que venga de arriba, no escuchamos ni un sonido del estruendo que hace el mar en la superficie al chocar contra las rocas.
También, desde este lugar, se continúa hacia el Muro de las Lágrimas, pasando por más pozas y por senderos de manglares. Con suerte, podemos ver alguna tortuga en la vegetación que hay alrededor e incluso cruzando el camino.
Seguimos por la carretera de tierra, donde vemos esporádicamente algún turista en bicicleta junto con guías, pero estamos sólos durante todo el trayecto. De aquí en adelante vemos varias tortugas terrestres gigantes, hasta llegar al mismo Muro de las Lágrimas que, como imáginábamos, no tiene ningún atractivo especial. Las tortugas son algo miedosas y, aunque no pueden salir corriendo, cuando nos acercamos a ellas, se quedan muy quietas y esconden la cabeza, además de emitir un bufido algo parecido al de los gatos pero más grave. No es nuestra intención molestarlas, así que no nos acercamos demasiado, no les damos comida, ni las tocamos, siguiendo las indicaciones del parque.
Volvemos por el mismo sitio, subiendo esta vez al mirador del Cerro Orchilla, desde donde tenemos unas bonitas vistas de la isla Isabela.
Vimos, de camino al muro, una zona de rocas donde se veía el agua bastante tranquila, así que con la caminata que llevamos encima y el calor que hace, decidimos parar a hacer un poco de snorkel para refrescarnos e intentar ver algún animalillo marino.
Es una zona de rocas, así que nos ponemos los escarpines y el traje de neopreno porque el agua parece estar algo fría. Por encima de las piedras deambulan varias iguanas y cangrejos, en el agua vemos un lobito marino que parece que está pescando y tortugas asomando la cabeza. Da un poco de miedo meterse al agua viendo a todas estas iguanas alrededor y al lobito merodeando, ya que además no hay nadie por aquí cerca y no sabemos como pueden reaccionar estos animalitos, pero allá vamos.
Más que nada nos hemos refrescado, porque ver no hemos visto nada debajo del agua. Parece que el mar está algo revuelto porque ha hecho mal tiempo estos días y, como no hace sol, no tenemos visibilidad. De todas formas, ha estado divertido tener las tortugas marinas tan cerca y ver al lobito pasar a toda velocidad junto a nosotros.
Ya casi llegando a la calle principal de la isla hay un desvío indicado que lleva, a través de una pasarela de madera que discurre entre varias pozas, al Centro de Crianza de Tortugas Terrestres. Aunque tenemos los pies algo cansados, decidimos ir.
Sobre la pasarela, vemos varias iguanas, algo más pequeñas que las de esta mañana, que se apartan a nuestro paso; cuanto más grandes son menos miedo tienen. Al llegar a la poza Baltazar, encontramos un grupo de flamencos de color rosa, al parecer hemos llegado a la hora indicada porque no siempre se ven.
La entrada al Centro es gratuita y se puede visitar sin guía. Se pueden ver tortugas de todas las edades y tamaños, marcadas y separadas en diferentes áreas.
Si se continúa un poco más allá del centro de crianza, se puede llegar a una laguna donde también hay varios flamencos, aunque se ven desde más lejos.
Algo hechos polvo, tras la pateada, regresamos a la habitación sobre 16:30. Descansamos un poco hasta la hora de la cena, alrededor de las 19:00. Aquí amanece sobre las 6:00 y anochede sobre las 18:30, así que tenemos que adaptarnos a estos horarios.
Volvemos a ver la barbacoa preparada junto a nuestra ventana, así que les pedimos a nuestros vecinos que coloquen el cacharrito algo más apartado. Lo comprenden perfectamente y lo retiran a otro lugar.
Salimos a la calle principal, ya que en el kiosco donde cenamos ayer no queda ni una mesa libre e incluso hay gente esperando. Hoy tocan unas pizzas en el restaurante el Delfín, aunque aquí cuesta más caro. Nos sale la cena a 22$.
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9 respuestas a Isabela (Islas Galápagos)